lunes, 4 de agosto de 2008

Carreteras Misteriosas....

Nuestra amiga Tania Pérez nos envía el siguiente relato:
A finales de agosto de 1978, el belga André van der Wherte, de veintidós años de edad, se disponía a regresar al hotel donde estaba alojado en una playa de la costa peruana. Había pasado el día en un pueblo cercano, disfrutando del sol, del mar y de un suculento almuerzo de pescado en un restaurante del Paseo Marítimo. Llegada la noche decidió marcharse, caminó unos minutos hasta llegar al costado de la pista donde estaba su automóvil y enfiló la mencionada carretera. A la salida del pueblo divisó a lo lejos a un mochilero. André no tenía por costumbre parar en aquellos casos, pero aquel día iba solo y tenía ganas de conversar con alguien para no dormirse, por lo que decidió detenerse.

El mochilero subió al automóvil con una amplia sonrisa, y resultó ser una joven bastante agraciada que iba vestida con un atuendo un tanto extraño, como de principios de siglo. André no se sorprendió excesivamente: "Cosas de la moda", pensó; pero este detalle se le quedó grabado en la memoria. La joven hablaba algo de francés, y André, cuyo idioma materno era el flamenco, también. Comenzaron hablando del tiempo, del mar, del contrabando, de las curvas de la carretera, y la joven, que parecía conocerla muy bien, puso en guardia a André sobre su extrema peligrosidad. El coche iba a más de 80 Km/h, y ella consideraba que era una velocidad demasiado alta. Acababa de explicarle que hacía muchos años había sido víctima de un accidente en una de las curvas más peligrosas de aquel mismo recorrido, cuando, de repente, se calló. André estaba concentrado en la carretera y tardó unos segundos en observar que la mochilera ya no se hallaba en el coche. Se detuvo y bajó. La estuvo buscando, pero no logró encontrar ni rastro de la misteriosa joven. No había oído que la puerta se abriera, y cuando paró el coche se dio cuenta de que estaba bien cerrada. Inquieto y nervioso, volvió al pueblo para dar parte a la policía de tránsito de lo que le había ocurrido, pero el sargento de guardia le dijo que no era necesario, que al menos una vez a la semana, sobre todo durante la temporada turística, aparecía la misteriosa mochilera para advertir a los conductores que no corrieran demasiado, resultaba mucho más efectiva que las reglas de limitación de velocidad.

Sin embargo se conocen casos de personas que no regresaban del paseo con la extraña viajera. Muchas personas han coincidido en que se trata de una mujer que murió atropellada por un mal conductor, que la abandonó sin prestarle ayuda, hace más de 50 años. Se dice que deambula por las carreteras buscando a su asesino.

No hay comentarios: